Cómo detectar y qué hacer si tienes una amistad tóxica
Cómo identificar y manejar una amistad tóxica para mejorar tu bienestar emocional.
Muchas veces hemos sentido que tenemos un amigo que nos produce sensaciones contradictorias. Le queremos, pero nos sentimos incómodos cuando estamos en su compañía. Estamos en tensión y cuando se va sentimos una especie de alivio que no sabemos explicar.
Esta sensación de alivio, al mismo tiempo nos hace sentir mal, pensamos que somos egoístas por sentirnos así. Se genera un círculo vicioso en el que pasamos de encontrarnos mal cuando estamos con ellos y al tiempo culpables por pensar en nuestro interior que nos sentimos mejor cuando se van. Es como si estuviéramos traicionándoles constantemente.
Lo primero que vamos hacer es saber si estamos ante una amistad tóxica:
Hay varios factores que se repiten en las relaciones que se establecen con personas tóxicas:
- Siempre hay que hacer lo que ellos quieren. Si no es así, no acuden a los planes dejando patente que ha sido por tu culpa. Que se quedan solos porque tú has decidido hacer lo que no les gusta. Se victimizan y casi siempre acabas cediendo, saliéndose con la suya.
- Ponen el acento en tus defectos o fallos. En muchos casos exagerando. Viendo cosas que los demás no ven. Te crean inseguridad.
- Te mandan mensajes relativos a que los demás se ríen de ti o quieren engañarte. Solo ellos te quieren de verdad y se preocupan por ti. El resto se aprovecha de tu bondad.
- Te controlan, con preguntas de dónde has estado, por qué no contestaste a su llamada, con quién vas… Son celosos.
- Pasan del enfado a agasajarte con cosas llegando a abrumarte. En esos momentos te sientes comprometido a compensarles y por tanto se aseguran que después no seas capaz de decirles que no a nada.
- No sientes confianza para contarles tus secretos. Te da miedo que te juzguen. A veces no lo hacen explícitamente, utilizan reproches velados, miradas inquisidoras, malas caras…
- Te castigan de forma evidente pero no explícita. De repente tardan en contestar a tus llamadas o mensajes, contestan con monosílabos, se ponen serios… No sabes por qué, pero están molestos y no dicen el motivo, así todo te hacen ver que es por tu culpa.
- No se alegran de tus éxitos o buenas noticias. Siempre ven la parte negativa desanimándote cuando estas contento por algo que te ha pasado.
En definitiva, te hacen sentir mal, no eres feliz con ellos. Tienes que decidir si quieres continuar estando en contacto con ese tipo de personas.
La decisión. ¿Quiero seguir o no?
Si tienes claro que no quieres seguir pasando por la sensación de malestar que te produce su compañía o piensas que es imposible conseguir el cambio, o incluso que no te merece la pena realizar ese esfuerzo. Ya tienes la respuesta, la única opción es alejarte.
Pero, si por el contrario, has decidido que quieres seguir a su lado. Que a pesar de esas sensaciones desagradables hay esperanza para el cambio. Y sobre todo que quieres arriesgarte a establecer otra dinámica de relación con esos amigos prepárate para poner toda la carne en el asador.
Lo primero: tú mismo
Ya has decidido que vas a luchar por transformar esa relación de amistad. Esa decisión tiene que ir acompañada de unos límites. El primero y más importante eres TÚ:
- Date un plazo de tiempo. No puedes esperar eternamente.
- Pon unas líneas rojas. Tienes que saber qué es lo que no vas a aguantar una vez más.
- No flaquees. Has tomado una decisión y estas convencido de que es la única opción.
- Recuerda que estás en tu derecho de exponer tus sentimientos.
- Prepárate para una reacción negativa.
- Piensa que estas capacitado para cambiar las cosas.
- No te sientas culpable. Estas intentándolo.
- Sé sincero contigo y con él.
Por dónde empezar
Bueno ya sabes cuáles son tus límites y también tus fortalezas. Tienes la seguridad de que quieres abordar lo que sientes con tu amigo. Pues bien, toca preparar un discurso desde la asertividad para enfrentarlo con él. Explícale lo que te pasa, pon ejemplos, habla siempre desde sus sentimientos, desde el corazón.
- Elige un lugar amable, que os guste a ambos y en el que no os puedan interrumpir.
- Avísale de que tienes algo que compartir con él que es importante para los dos. Que le pides que te deje hablar sin interrumpirte, que luego, cuando acabes tendréis tiempo de aclarar y debatir lo que le vas a decir.
- Refuerza en todo momento la idea de que quieres seguir siendo su amigo. Intenta desde el primer momento que no se sienta acorralado. Alude en alguna ocasión a situaciones en las que habéis sido felices. Ponlas como ejemplo de lo que te gusta de él. Cierra con la idea de que todo va a ser mejor a partir de ahora.
- Escúchale cuando te dé sus explicaciones. Estate alerta para que no te enrede, no se victimice, no se salga con la suya… Si utiliza cualquiera de esos mecanismos házselo saber, de nuevo siendo asertivo.
- Utiliza la empatía, sé consciente de que lo que le estas diciendo está generando un gran impacto en él.
- Dale tiempo para que recapacite. Espera unos días para que pueda procesar todo lo que le has dicho y cuál es su reacción.
Por último, recuerda que si no funciona y todo continúa igual siempre puedes tomar la opción de separarte de él. Tú decides con quién quieres relacionarte. No estás obligado a pasar tu tiempo con aquellos que no te hacen bien.