Cuando el dolor de una pérdida amorosa no se procesa
Conoce cómo superar una ruptura amorosa estando enamorada y las fases del duelo para evitar conductas destructivas.
Ante la ruptura de una relación es imprescindible normalizar nuestra vida lo antes posible y evitar desarrollar pautas de conducta destructivas que el común de la gente emplea como paliativo para mitigar su pena. Para lograrlo antes, es importante conocer cómo superar una ruptura estando enamorada, porque hay consejos a seguir y varios a no seguir.
También es importante conocer qué fases del duelo amoroso existen, para saber si sigues enamorada de tu ex y te puedas responder a otras preguntas como ¿por qué lloro cuando recuerdo a mi ex?
Se intenta escapar del dolor aferrándonos a fantasías que poco o nada tienen que ver con la realidad y posponemos el momento en que tendremos que enfrentemos a esa «profunda sensación de fracaso e insuficiencia» y al «sentido de pérdida», que es parte del proceso que tenemos que vivir.
Ilusionarnos o tener fantasías es hasta cierto punto normal y su contenido variará según cual haya sido nuestro papel tanto durante la relación, como en la ruptura: rechazado o rechazador.
Fases del duelo amoroso
Los psicólogos no se ponen totalmente de acuerdo en cuáles son, pero, sin duda, las 4 principales fases del duelo amoroso son:
- Fase de negación.
- Fase de ira.
- Fase de depresión.
- Fase de aceptación.
Test: en qué etapa del duelo amoroso estoy
- ¿Crees que volverás a encontrar el amor?
- Sí: 1 punto
- No: 0 puntos
- ¿Estás enfadado con tu ex?
- Sí: 0 puntos
- No: 1 punto
- ¿Quieres llamar a tu ex para volver?
- Sí: 0 puntos
- No: 1 punto
- ¿Sientes que podrías haber hecho más?
- Sí: 0 puntos
- No: 1 punto
- ¿Sigues mirando fotos y vídeos suyos?
- Sí: 0 puntos
- No: 1 punto
Suma tus respuestas. Cuánto más cerca estés del 0, más próxima estarás a superar la ruptura. Si estás muy cerca del 5, te queda mucho trabajo por hacer y debes centrarte en seguir los consejos que verás más abajo.
Cómo NO superar una ruptura estando enamorada
Nuestra mente muchas veces nos juega malas pasadas y construimos una imagen de nosotros mismos y de la otra persona que no se ajusta a los hechos, a las circunstancias, a la vida que lleváramos con esa persona y a los motivos de la ruptura. La idealizamos, la desmerecemos, culpamos a otros de la situación, nos culpamos a nosotros mismos y con esa culpa vivimos infelices añorando algo que ya se perdió y que probablemente nunca se recupere.
Muchos toman posturas extremas a la hora de asignar culpas. Unos se asumen culpables de todo, de lo que se ha hecho y de lo que les han hecho o han dejado de hacer. Otros no asumen responsabilidades y consideran que toda la culpa la tiene el otro, asumiendo ser una pobre víctima de las circunstancias. Se suele además descalificar a la otra persona pensando que así podrás recuperarse de la crisis que estás atravesando.
Engañarnos a nosotros mismos y utilizar cualquier mecanismo que nos aleje de e la realidad retrasará nuestro proceso de «curación», ya que, si bien en un momento podremos «consolarnos» con este tipo de engaño, en nuestro interior siempre se revelará la parte de nosotros que conoce la verdad.
Estrategias inadecuadas para superar una ruptura
Si pensamos que la soledad, el alcohol o las drogas, huir a otro lugar, consolarnos con relación accidentales, nos pueden aliviar, estamos muy equivocados. No nos ayudarán, nos enfermaremos y tendremos mayores problemas.
Caer en adicciones o confiar en “magos”
El alcohol y las drogas nos alejan de la realidad, nos hunden y nos enferman. La soledad deprime, nos aparta de otras personas que nos quieren y se preocupan de nosotros y también enferma.
Tampoco servirá confiar en personas inadecuadas, charlatanes, gente de poca confianza, pues no nos aportarán protección, apoyo o soluciones. Es preferible hablar de nuestro dolor, de nuestros sentimientos con personas de confianza que nos apoyen y nos comprendan.
Usar otra relación para superar una ruptura
Entablar una nueva relación prematuramente, sin haber resuelto el duelo no es saludable ni para ti ni para la otra persona. «Un clavo no saca a otro clavo». Es probable que cada vez que te sientas «enamorado» en realidad estarás «necesitado».
En lugar de enfrentar el dolor, estarás buscando a una persona que te cuide o te acompañe para que el tiempo pase más rápido y no estar solo, pero no a una pareja.
Vivir en el pasado o esconderse del dolor
Hay personas que insistentemente se mantienen apegados al pasado sin darse oportunidad para construir un futuro. Encuentran la ruptura, tan dolorosa que hacen un pacto consigo mismos para no volver a querer, no volver a sentir no volver a amar.
Cierran puertas, no se dan oportunidad para superar su dolor y establecer una relación que le proporcione amor, compañía, protección, apoyo tan necesario para una vida sana, para una vida tranquila y feliz. El amar a otras personas y continuar viviendo no significa querer menos o no querer de verdad.
Algunos se torturan escuchando música o contemplando objetos, lugares que insistentemente le hacen recordar a la otra persona, sin darse oportunidad para afrontar la realidad y vivir su dolor con dignidad.
No llames si no quieren escucharte, no busques si no te quieren encontrar. Esto prolonga tu dolor, lo convierte en obsesión, baja tu autoestima y hace que tu vida y la del otro sean un infierno.
No es tampoco una solución aislarse, huir y dejarlo todo. El dolor lo llevamos por dentro, nos seguirá a donde vayamos y eso nadie lo puede cambiar.
Forzar que la relación vuelva
Otros intentan superar una ruptura imponiéndose, tratando por todos los medios de lograr que se reanude la relación. La violencia, el chantaje o la manipulación no conducen a nada. Nos hace vivir un infierno, nos trae graves problemas. Este comportamiento genera odio, resentimiento, enfermedad.
Estacionarse en una de las fases del duelo significa detener el proceso y seguir sufriendo. Deja que el despecho se elabore. No te detengas, deja que fluya y trabaja en tus emociones y sentimientos en cada etapa. Desarrolla las técnicas necesarias para manejar mejor tus emociones.
Cuando el duelo no se resuelve positivamente, se vuelve crónico y no nos recuperamos. Lo que distingue el duelo normal del anormal, es la intensidad y duración de las reacciones en el tiempo. En el duelo anormal el proceso queda bloqueado y el dolor no es elaborado.
Si los sentimientos de fracaso e insuficiencia se apoderan de nosotros, es importante recordar que somos responsables de nuestra propia conducta y que no podemos cambiar la conducta de la pareja, a menos que ésta quiera. Tu única preocupación deberán ser los cambios que tú necesitas hacer en tu vida.
El amor no se obliga. Es más saludable vivir nuestro duelo, nuestro despecho y salir adelante sin rencor, sin culpa. Perdonando y olvidando. Viviendo y dejando vivir.
Cómo superar una ruptura estando enamorada
No todas las personas reaccionan igual ante la ruptura amorosa. Pensar que nuestro mundo se ha vuelto confuso e inseguro, que tenemos sentimientos y emociones encontradas, que sentimos rabia, cólera y tristeza a la vez, es normal en estas circunstancias. ¿Qué hacer para aceptar el dolor y superarlo?
Deja que tus emociones fluyan, acéptalas, son propias del duelo
La rabia, la cólera, la tristeza, el desconcierto, la impotencia… son emociones naturales que, así como aparecen también se agotan y desaparecen. Todos la sufrimos. Son parte de nuestro dolor. Si te opones a ellas van a aparecer con más intensidad y el dolor será más agudo, no lo podrás soportar y enfermarás.
Siente tus emociones como algo desagradable que tiene que suceder. Acéptalas como parte de tu dolor, vívelas, verás que en el futuro te rendirán muchos beneficios.
Ante la emoción de rabia, de cólera, vívela, siéntela, pero sin hacerte daño ni hacer daño al otro o a otros. No hagas al otro o a otros recipientes de tu cólera, no tienes derecho aún sí el comportamiento de esa persona te haya afectado profundamente. No es necesario.
No des paso a la ira. Si estás muy cargado de rabia, de rencor, golpea un colchón o un cojín, un muñeco, grita, insulta con todas tus fuerzas, siempre y cuando estés a solas y no lo hagas para herir o agredir a alguien. No tienes derecho a hacerlo.
La violencia, la manipulación el querer imponer una situación o dirigir tu rencor, tu hostilidad hacia otras personas inocentes, crea problemas, causa tristeza y dolor en quien no lo merece. Terminas solo, frustrado, con un dolor más intenso, más insoportable… la tristeza y la cólera permanecerán sin superarse y la culpa se incrementará por tu actuación.
Comparte tu dolor con libertad y amor. Pon tu confianza en familiares, en amigos de confianza, en personas que te escuchen, te comprendan y te apoyen. Disimular nuestro dolor no es bueno. No permite la comunicación con otros que nos pueden acompañar y aliviar nuestro dolor.