¿Cupido? ¿Amor a primera vista? No, el razonamiento autoesencialista dicta de quién te enamoras

Cuando se trata del amor, no existen fórmulas mágicas ni métodos específicos para entender cómo funciona. Algunos lo asocian a temas espirituales como el destino o cupido, mientras que otros creen que se trata de puntos en común. En este sentido, un nuevo estudio acerca de las relaciones amorosas descubrió un factor hasta ahora desconocido del enamoramiento: el razonamiento autoesencialista. De acuerdo con el trabajo, este es un factor que tiene mucho peso en las relaciones interpersonales.

Tal parece que, cuando conocemos a una persona, tendemos a sobrevalorar ciertos aspectos de su personalidad. Eso despertaría la atracción hacia el otro y nos llevaría a entablar un vínculo con ellos. Esta tendencia a la sobrevaloración de la personalidad es un aspecto clave del razonamiento autoesencialista.

¿En qué se basa el enamoramiento?

En un sentido básico, el enamoramiento es un sentimiento donde confluyen un conjunto de sensaciones agradables y que indican atracción hacia otra persona. La mayoría de las personas ha experimentado el enamoramiento al menos una vez en sus vidas. Como una especie social, los seres humanos nos sentimos inclinados a crear vínculos con otros, así que esto es algo común.

Siguiendo esta línea, si le preguntamos a las personas qué es el enamoramiento para ellos, es posible que nos den muchas respuestas diferentes. Sin embargo, en muchos casos, hay quienes asocian la atracción hacia otro con el hecho de encontrar a alguien similar a nosotros. Por ejemplo, alguien con quien se comparten en común gustos musicales, objetivos de vida o perspectivas sobre ciertos temas. Algunos definen a esta conexión en común como una especie de “esencia” que caracteriza a alguien.

Con el fin de comprender mejor esta “esencia”, un grupo de investigadores de la Universidad de Boston elaboraron un estudio. De este modo, pudieron definir mejor el concepto de razonamiento autoesencialista que explicaría el motivo detrás de la atracción hacia otros. Si bien no sería el único factor involucrado, sí tendría un papel clave en el proceso.

¿Qué es el razonamiento autoesencialista?

Continuando con lo anterior, los autores del estudio observaron que, por lo general, basta con tener un punto en común para establecer un vínculo. Por ejemplo, tener la misma perspectiva política puede ser un elemento clave para decidir si queremos entablar una amistad con alguien o un romance.

Con base en esto, se intuye que las personas consideran que poseen un núcleo esencial en su personalidad que los diferencia de otros. Por tal motivo, asumirían que los demás también poseen dicho núcleo o esencia y lo usarían como una forma para decidir si hay atracción.

La causa de esto podría ser el hecho de que un individuo maneja mucha información sobre sí mismo. Pero, no tendría la misma cantidad de información acerca de los demás y su personalidad. En consecuencia, se crearía una tendencia a filtrar a las personas teniendo en consideración cosas que consideramos parte de nuestra esencia o núcleo. A esto se le daría el nombre de razonamiento autoesencialista.

El estudio

Con el objetivo de comprobar la influencia de este tipo de razonamiento en las relaciones interpersonales, entrevistaron a un grupo de personas. A los participantes, se les habló acerca de un personaje ficticio y sus opiniones sobre temas como el aborto, eutanasia y posesión de armas. Otros temas fueron las pruebas con animales y la pena de muerte.

A cada participante, se le habló sobre el personaje y su opinión sobre uno solo de los temas anteriores. Luego, se les aplicó una encuesta para explorar la identidad de cada uno y su tendencia a la búsqueda de la autoesencia.

De este modo, se dieron cuenta de que aquellos que se inclinan por el autoesencialismo, elegían entablar una relación con el personaje ficticio. Por ejemplo, si compartían la misma opinión acerca del aborto con este personaje, se mostraban abiertos a tener una relación con este. Incluso, si no conocían su perspectiva acerca de los demás temas, la cual podía ser bastante diferente.

Entonces, se observa cómo el razonamiento autoesencialista lleva a las personas a sobrevalorar un aspecto de la personalidad de otro. Como compartimos un punto en común, asumimos de modo inconsciente que también estaremos más o menos de acuerdo en todo lo demás. Esto es un mecanismo que nos ayuda a lidiar con la incertidumbre de no saber nada del otro.

Para comprobar sus afirmaciones, los autores repitieron el experimento con una variación. En este caso, pidieron a las personas calcular el número de puntos azules en una imagen. Luego, evaluaron si las personas tendrían una relación con el personaje ficticio basándose en la similitud de sus cálculos. En efecto, los participantes con tendencia al autoesencialismo eligieron al personaje con que tuvieron un cálculo similar.

No todo es tan simple cómo parece: las hormonas y otros factores

A pesar de lo anterior, debemos tener en cuenta que el amor no es una emoción tan simple como para depender de una sola variable. El autoesencialismo es solo un aspecto que los autores del estudio consideran esencial en un primer momento para establecer un vínculo. Es decir, conocemos a la persona y juzgamos si nos interesa o no con base en lo que consideramos su esencia personal.

Pero, esto es solo el primer paso, luego entran las hormonas como la dopamina, oxitocina y endorfinas que generan las otras sensaciones del enamoramiento. Después, el tiempo que pasen juntos, la calidad del tiempo que compartan y otros factores participarán en el romance.

En conclusión, el razonamiento autoesencialista juega un papel importante en la atracción inicial que sentimos por alguien. Pero, no es lo único que determina si nos enamoramos o no de una persona. Además, debemos tener en cuenta que juzgar a alguien por un solo factor puede llevarnos a entablar relaciones frustrantes. Así como también podríamos perder la oportunidad de conocer personas interesantes. Lo ideal sería tomarnos el tiempo suficiente para conocer realmente a los demás.