Curving: navegando entre la esperanza y el desengaño en las relaciones modernas

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Curving: navegando entre la esperanza y el desengaño en las relaciones modernas

No hay duda que las relaciones amorosas han cambiado de manera radical en los últimos años. En este contexto, podemos encontrar personas que apuestan por construirse como persona y reconocer su valor, antes de entrar en una relación. Pero también es cierto, que se han romantizado las conductas tóxicas dentro de las parejas, como es el caso del “curving”.

En este artículo desglosaremos todo lo relacionado al curving, cómo reconocerlo y qué hacer al respecto, para alejarnos de estos comportamientos tóxicos en el amor actual.

¿Qué es el curving?

El curving es una táctica de rechazo indirecto en las relaciones interpersonales. A diferencia del ghosting, que es un corte total de comunicación, el curving se caracteriza por mantener una línea de comunicación abierta pero muy inconsistente. La persona que practica el curving responde a mensajes y llamadas de manera esporádica, nunca con el objetivo de avanzar la relación, sino más bien para mantener a la otra persona interesada sin comprometerse realmente.

Hay quienes no saben cómo rechazar a una persona de forma directa y terminan aplicando curving, causando todavía más daño.

El curving se caracteriza principalmente por una serie de comportamientos que mantienen la relación en un limbo emocional. Este patrón de interacción nunca permite clarificar las intenciones, lo que deja al otro en un estado constante de incertidumbre y esperanza sobre hacia dónde podría dirigirse la relación. Además, este comportamiento a menudo se acompaña de una manipulación emocional sutil.

La persona que realiza el curving suele ser consciente de los sentimientos que el otro tiene hacia ella y utiliza este conocimiento para mantener al otro interesado y cercano, sin la necesidad de profundizar en el compromiso o en la relación misma. Esta dinámica crea una situación compleja donde el afecto y la atención se dan de manera calculada para evitar un verdadero avance o un cierre definitivo.

Consecuencias emocionales del curving

Lo verdaderamente dañino del curving radica en cómo afecta la esperanza de la persona que recibe este trato. Aunque la comunicación de la persona que hace curving sea esporádica y superficial, cada vez que sucede, aunque sea breve, puede reavivar la esperanza de que la relación mejore o se transforme en algo más significativo. Esta renovación constante de esperanza hace que la persona se aferre a la posibilidad de un cambio positivo, algo parecido a agarrarse a un salvavidas en medio de una situación desesperada.

Este ciclo de esperanza seguido de decepción no solo es agotador, sino que también puede causar un daño emocional profundo. Cada comunicación esporádica que se recibe se interpreta como una señal de que todavía hay interés o posibilidades, lo que impide a la persona cerrar ese capítulo y avanzar. En lugar de ayudar a sanar o resolver la situación, esta dinámica prolonga el dolor y la incertidumbre, complicando la recuperación emocional y afectando la autoestima y el bienestar general de la persona afectada.

1. Problemas de autoestima

La consecuencia más habitual que puede tener una persona que ha caído en el curving, es que empiece a disminuir su autoestima. Esto se debe a que se comienza a cuestionar si es él quien está fallando, si sus acciones no están siendo correctas, o si su comportamiento no es bueno para la otra persona, porque no llega nunca a complacerla, generando así inseguridades, autocríticas, sobre exigencia y tendencia a creer que no vale o no es suficiente.

2. Pérdida de confianza

El curving, también puede afectar la calidad de las relaciones con los demás, ya que se desarrolla desconfianza con el resto del mundo, al cuestionarse quién estará mintiendo, quienes son auténticos o quienes solo buscan utilizarlos. Esto se extiende a la relación con sus amigos y familiares, e incluso puede impedir crear conexiones o lazos con nuevas personas.

3. Desarrollo de ansiedad

Junto con la inseguridad propia, otro sentimiento que sale a la luz es la ansiedad. Esto surge al no saber cuándo la persona les volverá a contactar o si los buenos momentos serán por más tiempo. Esta comunicación intermitente les mantiene constantemente al borde, pegados al teléfono y creando escenarios imaginarios en su mente sobre qué hacer para entablar una nueva interacción.

4. Descontrol emocional

Cuando se altera nuestra tranquilidad interna, mostramos descontrol emocional en el exterior. Lo que puede generar comportamientos agresivos hacia otros, intranquilidad, inquietud, conductas compulsivas, etc. Y todo esto puede alejarnos de aquellos que realmente nos quieren y nos pueden ayudar.

5. Desgaste mental

El estrés, las preocupaciones constantes y la incertidumbre nos drena emocionalmente, llevándonos así a un desgaste mental. Este desgaste lo podemos sentir físicamente, por ejemplo, sintiendo como nuestra mente se va volviendo más lenta, estamos más cansados, sin ánimos y perezosos. Cuando trabajamos muy duro en algo que no da frutos, eso nos arrastra hasta que caemos al fondo.

¿Cómo reconocer el curving en la relación?

Si bien es normal que las personas no mantengan una comunicación constante durante todo el día o a diario, ya que todos tenemos obligaciones, lo cierto es que no dar una respuesta concreta a una pregunta, dar largas para un encuentro o solo responder con monosílabos cuando hay una conversación seria, tampoco es normal, de hecho, es una manera de evitar problemas y no mostrar compromiso.

A pesar de eso, la línea puede ser algo delgada y difícil reconocer cuando es algo adrede o no. Por eso, te recomendamos estar al pendiente de estas señales.

  • Dejar en visto mensajes de manera constante y sin ofrecer explicación.
  • Cambiar de temas o restarle importancia a los temas íntimos.
  • Mostrar una ambivalencia en cuanto al interés mostrado. Hay días en donde haya mucha atención y días en donde te ignoran.
  • Puede que te echen en cara las cosas que haces por ellos, sin pedirlo, pero te animan a no dejar de hacerlo.
  • Demora demasiado en responder, aunque esté disponible.
  • Busca evitar salir o ser vistos juntos en público.
  • Ofrece respuestas flojas para no concretar un encuentro seguro: “nos vemos algún día”, “hablamos en otro momento”.
  • Tiende a priorizar sus cosas por encima de las tuyas, no prestan apoyo en lo que estés pasando.
  • No tiende a escuchar tu versión de las cosas, ni como te sientes.
  • A pesar de mantener una interacción real, esta es efímera y muy poco frecuente.

Estrategias para enfrentarse al curving

Es desgarrador darnos cuenta de que nuestra relación o posible relación, es algo que beneficia a solo una persona, en lugar de ser un compromiso entre ambos. Por eso es necesario entender la realidad, salir de ese ambiente negativo y trabajar en nosotros mismos. Para ello, te invitamos a tomar estas recomendaciones en cuenta.

  • No insistas cuando veas que no hay una búsqueda activa de su parte por comunicarse.
  • Evalúa la calidad de la relación. Si colocas en una balanza las cosas buenas sobre las malas, ¿cuál pesaría más?
  • Trata de no crear falsas expectativas. Es tentador ver el lado positivo o creer que hay futuro, pero abusar de la confianza del otro no es amor.
  • Sé realista con la actitud de la otra persona. Si no hay interés ahora, no la habrá en el futuro.
  • No romantices su comportamiento. Si bien cada persona tiene su proceso, eso no le da derecho a lastimar a otros.
  • Si no hay responsabilidad afectiva, al exponer sentimientos o expectativas a futuro, es mejor que lo dejes.
  • Cuida tu salud emocional. Cuando tienes una fuerte autoestima, puedes ver mejor estos comportamientos negativos y no volver a tolerarlos.

 

 

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