El Sesgo de negatividad. Qué es y cómo puedes vencerlo
Descubre cómo el sesgo de negatividad afecta tu percepción y aprende a superarlo.
Las “cosas malas” son más fáciles de creer y te vamos a desvelar las razones por las que ocurre esto. Lo que se conoce cómo el «Sesgo de negatividad» se refiere a nuestra predisposición a «atender, aprender y utilizar información negativa mucho más que información positiva» (Vaish et al., 2008)
Este sesgo tan común para la mayoría de personas puede dar sentido a por qué en muchas ocasiones nos encontramos con que:
● Recordamos más las críticas que los halagos
● Respondemos emocionalmente de forma más intensa a los estímulos “negativos” que a los positivos
● Tenemos pensamientos de rumiación constantes e intensos sobre sucesos desagradables
● Centramos la atención rápidamente en la información negativa antes que en la positiva
Diversos estudios han establecido la idea que este sesgo cumple una función adaptativa para el ser humano (Carpaccio y Bernston, 1999). Debemos considerar que hace miles de años la humanidad se encontraba expuesta a muchas amenazas ambientales y por lo tanto era de vital importancia aprender a analizar y captar los estímulos potencialmente negativos de forma prioritaria para asegurar la supervivencia de la especie.
Sin embargo, el cerebro humano sigue utilizando estos recursos para afrontar la vida actual, en la que la mayoría de estos peligros han desaparecido. A nivel biológico las emociones negativas despiertan la amígdala, una estructura cerebral ancestral relacionada con las reacciones inmediatas de Lucha-Huida. Podríamos decir que la amígdala es una especie de “alarma del cerebro” especializada en activarse ante las malas noticias. Una vez que suena esta alarma los eventos se registran rápidamente en la memoria para analizar cualquier suceso que pueda suponer un peligro.
El cerebro se activa más ante acontecimientos negativos
A día de hoy, este tipo de sesgo juega un papel muy relevante en el desarrollo temprano durante la infancia. En un estudio realizado por Ito y sus colegas (1998), encontraron que nuestros cerebros responden más intensamente a los estímulos negativos. Los investigadores presentaron fotos a 33 participantes y midieron la actividad eléctrica de su cerebro para estudiar sus respuestas.
Algunas eran afectivamente neutrales (por ejemplo, un plato), otras se consideraban imágenes positivas (personas disfrutando de una montaña rusa) y otras se consideraban imágenes negativas (una pistola apuntando a la cámara, una cara mutilada). Los resultados fueron los esperados, la activación cerebral era más intensa cuando los participantes observaban imágenes con connotación negativa en lugar de positivas o neutras.
Echa un vistazo a las noticias
Si te paras un momento a observar todos los artículos, las noticias y los anuncios que más llaman la atención, son predominantemente negativos. ¿Por qué son tan frecuentes? Una posible hipótesis al respecto es que, debido al sesgo de negatividad, la cobertura de eventos negativos llama mucho más la atención que la positiva. Esto es una deducción lógica que podemos extraer basándonos en el estudio que hemos comentado anteriormente. Pero ¿Se da siempre el caso?
En 2019 se realizó otro estudio interesante al respecto, para determinar si la cultura o la nacionalidad mostraban alguna diferencia al respecto. Los resultados demostraron que el sesgo de negatividad se produce a nivel mundial. Los humanos respondemos y estamos más atentos a noticias negativas en promedio sin límites ni fronteras.
Rumiamos más los acontecimientos negativos
A todos nos ha ocurrido en alguna ocasión, nos obsesionamos con un comentario, una crítica o un hecho que nos ha ocurrido a principios de semana y en ese mismo instante todo lo positivo parece desaparecer de nuestro radar. En varios artículos como uno publicado en 2009 por Larsen se sugiere que las emociones negativas en promedio son de mayor duración que las positivas. Es decir, que por lo general nos pasamos más tiempo pensando en acontecimientos negativos que en positivos y además razonamos más al respecto.
Esto se relaciona de forma interesante con los procesos de aprendizaje por los cuales cuanta más atención prestamos a un concepto o suceso, mayor será la probabilidad de que se registre en nuestra memoria.
¿Cómo se puede superar el sesgo de negatividad?
Como hemos comentado, la atención juega un papel fundamental en el sesgo de negatividad. Si decidimos de forma consciente, constante y consistente sobre los pensamientos positivos, podemos empezar a reducir la asimetría que produce el sesgo de negatividad.
Te propongo algunas tácticas para poder reducirlo:
Observa tu diálogo interno negativo y sustitúyelo por enfoques mucho más positivos, se trata de reformular afirmaciones negativas, por otras más empoderadoras y positivas. En lugar de afirmar “Soy un fracaso”, convertirlo en “Cada día me estoy acercando más al éxito, pero por el camino es normal no triunfar con todo lo que pruebo”.
Aprende a saborear los momentos positivos y parar durante unos minutos a vivir esa experiencia. Dándole tiempo y observando todos los sentimientos, emociones y sensaciones que experimentas, estás facilitando a tu mente la creación de un nuevo recuerdo positivo en tu memoria, estás creando tu propio inventario de recuerdos positivos. Por lo tanto, la próxima vez que te encuentres en un momento de disfrute, invierte un poco más de tiempo del habitual para saborearlo.
Una táctica que puede parecer un tanto extraña al principio es reducir la distancia con esa voz interna destructiva. Cámbiala por un tono de voz más amable, como el que utilizarías cuando estás hablando con un amigo. En ese momento realizamos preguntas curiosas cómo por ejemplo “¿Estás bien?”, “¿Por qué estás tan enfadado?”. La idea es interrumpir esa voz que nos está hablando de una forma tan negativa y aplicar en nosotros mismos la regla de oro: “Tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros”. Esto implica aplicar la bondad y la compasión a tu propio ser.
Unas palabras finales
Todos en nuestro día a día nos enfrentamos a la tristeza, el rechazo, el miedo. Sin embargo, cuando nos encontramos bloqueados en aspectos negativos de la vida, es extremadamente útil ser conscientes de por qué lo estamos haciendo. Puede que estemos programados de forma evolutiva a reaccionar de esta manera, pero eso no significa que no seamos capaces de reconducir la situación y entrenar para cambiar los patrones establecidos en nuestra mente. Siempre vamos a poder reconvertir nuestro cerebro para crear patrones más positivos que fomenten nuestro bienestar, autoestima y seguridad personal
Todos enfrentamos el rechazo, la tristeza, el miedo y la infelicidad. Sin embargo, cuando nos encontramos atascados en los aspectos negativos de nuestra vida, es útil ser consciente de por qué podríamos estar haciéndolo. Puede que estemos evolutivamente programados para enfocarnos en cosas negativas, pero es posible volver a entrenar nuestro cerebro para adoptar marcos de referencia más positivos y aumentar nuestro bienestar.