Entendiendo el amor y la pareja en tiempos de neurociencias
Entendiendo el amor y la pareja en tiempos de neurociencias
- El estudio científico del amor tiene sus orígenes en el siglo pasado. En el presente siglo destacan los nombres de Helen Fisher con su libro ¿Por qué amamos? Es un enfoque teórico y basado en las neurociencias. De la misma forma destaca Louann Brizendin con sus obras: el cerebro masculino y el cerebro femenino.
- Destacan en las explicaciones del amor, la teoría tripartita de Helen Fisher: Lujuria, Amor Romántico y Apego. Y, la teoría triangular de amor de Robert Sternberg: Pasión, Intimidad y Compromiso, las cuales tienen rasgos similares.
- Se plantean algunas interrogantes del amor, haciendo hincapié el punto de vista interdisciplinario de las neurociencias.
- Uno de los enfoques que complementa el análisis del amor, es su construcción social, pues en la prehistoria no existía el concepto y ha venido cambiando, se le asocia con: familia, matrimonio, procreación, amor a Dios, amor cortés. Y, más recientemente con amor líquido y amor confluyente.
- Se describen algunas técnicas para mapear las reacciones del amor como: la resonancia magnética, magnetoencefalografía y el fotopletismógrafo.
- Incluye también, algunos datos curiosos sobre el proceso de amor y desamor y adicción amorosa en el amor de pareja.
Introducción
“Camina lento, no te apresures, que a donde tienes que llegar es a ti mismo” José Ortega y Gasset
El tema del amor, hace algunos años era exclusivo de los filósofos y literatos, y su disertación consistía en describir las conductas visibles del mismo. El filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset decía: «el enamoramiento es un estado de miseria mental en que la vida de nuestra consciencia se estrecha, empobrece y paraliza”.
La complejidad de escribir sobre el amor, siendo una palabra polisémica, nos lleva por diferentes vías: es una construcción social, locura, pareja, ser especial para alguien, familia, hijos, Dios, un acuerdo comercial, unión para siempre, matrimonio, instinto, depender de otra persona, neurociencias, amor romántico, amor pasional, amor compañía, amor líquido, amor confluyente, amor libre, diversidad sexual, emoción, sentimiento, un mecanismo evolutivo para la perpetuación de la especie y más. Todas ellas están imbricadas o interrelacionadas y cada una tiene una explicación diferente, pero al mismo tiempo similar, en donde nos vemos de una u otra forma reflejados.
Aunque existen muchas interrogantes aun sin resolver: ¿Es lo mismo amar, que estar enamorado?, ¿Qué sabemos hoy día de la química del amor?, ¿El amor es ciego?, ¿Existe el amor a primera vista?, ¿Qué tan cierto es el postulado de: ¡Hasta que la muerte nos separe!, ¿Qué siente una persona enamorada?, ¿Aman de la misma forma, los hombres y las mujeres?, ¿Se puede morir de amor? Todas estas y más son algunas preguntas que hombres y mujeres se han hecho a lo largo de los años.
El amor desde el punto de vista de las teorías y las neurociencias
He amado a muchas mujeres y hombres, pero no amo a nadie más que a ti. Walt Whitman
Los programas del amor de Helen Fisher
Una de las propuestas más interesantes sobre el amor, ha sido propuesta por la bióloga y antropóloga estadounidense Helen Fisher, en su libro ¿Por qué amamos? “El amor romántico es, en mi opinión, una de las tres redes cerebrales primigenias que evolucionaron para dirigir el apareamiento y la reproducción” (Fisher, 2009, p. 12).
Supone que los seres humanos funcionamos por la presencia de tres programas del amor:
- Lujuria o atracción sexual: es el instinto o deseo por alguien en particular (mediando por la testosterona y feniletilamina),
- Enamoramiento o amor romántico: son los cambios que se experimentan en este tipo de amor (p. ej., estar ansiosos, obsesivos, eufóricos, atontados), es la motivación por hacer cosas en conjunto, pero también de forma individual, es el acoplamiento a una pareja en particular (mediado por altos niveles de dopamina, norepinefrina y endorfinas, en contraposición de bajos niveles de serotonina), y
- Unión profunda o apego: es el tiempo estimado para la crianza conjunta de los hijos, hasta poder alcanzar una cierta independencia (mediado por la oxitocina).
Siendo para Helen Fisher, el amor, una respuesta biológica y fisiológica, más que una emoción. Es una visión tripartita, desde el punto de vista de las neurociencias. “Según Fisher, estos tres impulsos, hondamente integrados en el cerebro humano, comparten una profunda raíz evolutiva y van a sobrevivir mientras sobrevivamos como especie, puesto que su balance controla la reproducción”. (Ceppas, 2024). Curiosamente, la teoría triangular del amor del Psicólogo Estadounidense Robert Sternberg, se empalma con la de Helen Fisher:
- La Pasión sería la lujuria,
- La Intimidad sería el enamoramiento o el amor romántico, y
- El Compromiso sería las Relaciones de Apego.
Sin embargo, estas trilogías, están mediadas, y también superpuestas por otras áreas, como son: la cultura, la economía, la religión, los aspectos sociales y muchos otros elementos más.
Uno más de estos enfoques, es conocido como el modelo de vías múltiples utilizado para entender los trastornos mentales y sus causas. “Es un modelo holístico interactivo e integrativo. Es un metamodelo o modelo de modelos formado por factores: Biológicos, Psicológicos, Sociales y Socioculturales”. (Sue, Wing & Sue, 2010, pp. 34-35).
Más recientemente, en un artículo escrito en la revista Psychology Today, por la Doctora Susan Krauss (2021) de la Universidad de Amherts, en Massachusetts, cita a los investigadores: Laura Machia de la Universidad de Syracuse y Brian Ogolsky de la Universidad de Illinois. Quienes concluyen, que las principales razones para irse o quedarse en una relación son, de acuerdo a la Teoría de la interdependencia: “Los sentimientos de amor y compromiso predijeron razones para quedarse, pero la disponibilidad de otra alternativa surgió como la razón más fuerte para irse”. (Krauss, 2021).
Valdría la pena imaginar, la siguiente escena: Roberto y Leticia, viven juntos desde hace más de 30 años (relaciones de unión o apego). Cada mañana, despertar al lado de la persona amada les produce atracción y placer, sin importar los años que han pasado juntos (amor romántico o atracción). Y, no obstante, los cambios que han experimentado sus cuerpos, aún está prendido el deseo y las ganas de estar con la pareja en la intimidad (lujuria). Sería realmente un poema de amor, despertar con la persona amada, seguir atrayéndose con el deseo a flor de piel y tener muchos años juntos. Hasta ahí, todo marcha bien, si todos los programas del amor se encienden con la misma persona y ambos experimentan esta agradable sensación. El problema sería, que estos programas se encendieran de forma independiente con personas distintas: una persona me produce lujuria y deseo, otra me llena para vivir una experiencia de amor romántico (tenemos proyectos de vida juntos y separados, pero no somos pareja oficial). Y, otra persona más, me produce apego (cuidados físicos y seguridad emocional solamente), es decir, tengo una relación de largo plazo, con algunos chispazos solamente de lujuria y de vivir proyectos juntos y/o separados.
Los programas del amor se encienden bajo esta perspectiva y se relacionan con diferentes áreas del cerebro interconectadas, así como con mensajeros químicos, los cuales intervienen para sentir: amor o desamor, rechazo o aceptación, dolor y placer y muchas combinaciones más.
El amor bajo el escáner de las Neurociencias
«Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección» Antoine de Saint-Exupéry.
A través de las neurociencias, los especialistas analizan las respuestas amorosas de los sujetos y hoy en día, podemos estudiar el cerebro en vivo con estrategias teóricas y tecnológicas como se puede observar a continuación.
“Los científicos conocen qué tipo de nervios son los que conectan distintas regiones cerebrales y pueden suponer cuáles son las sustancias químicas que están activas cuando unas regiones cerebrales determinadas empiezan a brillar en la resonancia magnética debido a un aumento de la actividad”. (Fisher, 2009). La resonancia magnética IRM, es un aparato que produce imágenes anatómicas tridimensionales detalladas que se usan para escanear todo el cuerpo y a través de ello, se pueden detectar enfermedades, establecer un diagnóstico y monitorear un tratamiento, así como el funcionamiento del cuerpo.
En la parte teórica, se ha podido comprobar que el amor se encuentra en el centro del cerebro, en el área del cerebro reptiliano, en una estructura en forma de “C” llamada núcleo caudado y en otras áreas más relacionadas con el sistema de recompensas y de producción de dopamina como: el septum, el área ventral tegmental, el núcleo accumbens, el núcleo caudado y el cingulado anterior. (Fisher, 2009, pp. 88-89; Brizendine, 2010, pp. 13-15).
Una persona enamorada produce en dichas zonas niveles altos de dopamina y norepinefrina. Una alta concentración de dopamina nos hace sentir una motivación y energía inquebrantable, orientados hacia un objetivo (estar con la pareja), vemos a la persona amada como alguien novedoso y único, estamos eufóricos, hiperactivos, obsesivos, acelera nuestro latido cardiaco (norepinefrina). En la parte negativa, estar enamorado de una persona, nos produce ansiedad, temor y bloquea la corteza prefrontal de dónde vienen nuestros pensamientos analíticos más brillantes y no percibimos los aspectos negativos de la persona amada. Esto se relaciona en las relaciones de pareja, con los puntos ciegos en el amor: ceguera del amor y ceguera al futuro.
Los altos niveles de dopamina hacen qué sin darnos cuenta, nos volvamos en ocasiones dependientes de la persona amada y por ello se dice que el amor de pareja o romántico es una adicción. Somos inmensamente felices de estar con el ser amado, pero si no está, y somos rechazados nos volvemos ansiosos, destructivos y dolorosamente tristes. “Uno de los principales síntomas del amor romántico es la meditación obsesiva sobre la persona amada. Es lo que los psicólogos llaman el pensamiento intrusivo. Sencillamente, no puedes quitarte a tu amado de la cabeza”. (Fisher, 2010, p. 24).
La norepinefrina también presente en el amor romántico, es un derivado de la dopamina que aparece en el cerebro de los enamorados, y produce: euforia, energía excesiva, insomnio, pérdida de apetito, un aumento de esta sustancia química aumenta la capacidad para recordar estímulos nuevos. Esta sería la razón por la cuál en ocasiones, sobre todo las mujeres son capaces de recordar detalles minúsculos e imperceptibles de la visión romántica de las primeras citas amorosas y otros detalles.
Otro componente más en esta cascada química es la serotonina, la cual nos produce pensamientos obsesivos con respecto a la pareja. “El aumento de los niveles de dopamina y norepinefrina pueden provocar un descenso en picada de los niveles de serotonina”. (Fisher, 2009, p. 73).
En el caso de la testosterona activa los circuitos del sexo y la agresividad, y afronta con ahínco la obstinada búsqueda de la pareja objeto de deseo. La vasopresina es la hormona del galanteo y la monogamia, la que defiende y protege agresivamente el territorio, la pareja y los hijos. Y, la oxitocina incrementa la capacidad empática y construye en el cerebro circuitos de confianza, amor romántico y apego. Reduce la hormona del estrés, disminuye la presión sanguínea del hombre y desempeña un papel fundamental en el desarrollo de vínculos afectivos. (Brizendine, 2010, pp. 17-18).
Debido a que el amor romántico provoca tal euforia que es una pasión tan extraordinariamente difícil de controlar y a que produce ansia, obsesión, compulsión, distorsión de la realidad, dependencia emocional y física, cambio de personalidad y pérdida del autocontrol, muchos psicólogos consideran el amor romántico como una adicción positiva cuando es correspondida y una fijación tremendamente negativa cuando se es rechazado (Fisher, 2009, p. 206). Algunas drogas (cocaína u opiáceos) afectan el mismo recorrido cerebral del sistema de recompensas que involucran a la dopamina y activan las mismas regiones cerebrales del amor. Así, un amante en adicción experimenta: tolerancia, abstinencia y reincidencia.
A medida que la adicción aumenta necesitamos más dosis de droga, al principio podemos conformarnos con un poco de convivencia del ser amado, pero a medida que generamos más apego lo necesitamos más.
Si una persona es desapartada del vínculo afectivo, el amante muestra los síntomas clásicos de la abstinencia a las drogas: depresión, llanto, ansiedad, insomnio, pérdida del apetito o comer en exceso, irritabilidad, aislamiento.
Al igual que todos los adictos, el amante está dispuesto a pasar por todo tipo de experiencias insanas (asumir una culpa, aunque no la tenga), degradantes (ser chantajeado), lastimosas físicas y mentales (intentar suicidarse) con tal de conseguir de vuelta al ser amando.
Mientras en el amor suben los niveles de norepinefrina y dopamina y los de serotonina bajan, el efecto es tener pensamientos obsesivos con respecto al ser amado y con solo ello sentirse bien. Por el contrario, en el rechazo amoroso los niveles de dopamina y norepinefrina bajan, aunque el pensamiento obsesivo continúa esto convierte un tormento al amante despechado, pues no tiene pensamientos de placer sino de displacer.
El amor como construcción social
Se dice que el amor es una construcción social, porque va cambiando a lo largo del tiempo, las culturas, los países y las sociedades. Son reglas o acuerdos creados por los grupos sociales y culturales, que le otorgan un significado en especial. Se le atribuyen rasgos, atributos físicos, psicológicos, sociales o emocionales. Y, son diferentes también en hombres y en mujeres. Un constructo encierra uno o varios problemas con los cuales los sujetos tienden a enfrentar porque implican cumplir o no cumplir, reglas o formas de comportamiento colectivo. A lo largo de la historia lo que hoy llamamos amor, ha tenido diferentes asociaciones con otras actividades más.
El amor desde la Psicología Social, ha sido analizado desde diferentes ángulos: atracción, proximidad, simpatía, apego, similitud, complementariedad, amor romántico, amor compañía, amor apasionado, la paradoja de amor y odio en los celos y muchísimos temas más (Sangrador, 1982).
En la prehistoria, no existía el amor, muy probablemente había una especie de diversidad sexual al vivir en pequeñas comunidades, el sexo debió de estar orientado a la reproducción y a la supervivencia y al placer. Los griegos lo consideraban como un estado de desequilibrio, para los romanos el amor estaba ligado a la familia y a las relaciones monógamas. Para los romanos el amor era la institución de la familia y la procreación.
En la edad media, estaba mediado por la religión: “amaras a Dios sobre todas las cosas”. En pareja se conocía como amor heroico o amor cortés, y se creía que era una enfermedad del alma. En el Romanticismo, al menos la mujer debía de llegar virgen e inmaculada al matrimonio y se sentaban las bases del amor romántico. A principios del siglo anterior, el amor se desliga de los sentimientos y las emociones, porque eso se consideraba privado. En los sesentas se vive un amor libre: amor y paz. Y, en la época actual se vive: el amor líquido y el amor confluente.
El amor, un motor del ser humano
El amor es uno de los fenómenos que más parece impulsar los comportamientos humanos. Por amor se cometen desde las acciones más sublimes hasta las más reprobables, y en el amor radica el origen de los más vehementes sentimientos: desde la euforia, la felicidad, y el sentido de la vida, al desengaño, la frustración, la ira, el sufrimiento y la desesperación, por citar solo algunos extremos (Sangrador, citado en Yela, 2000). Se considera la oxitocina como la hormona del amor, está relacionada con la conducta de la paternidad, los patrones sexuales de exclusividad y la impulsividad en la intimidad con la pareja.
Cada vez que pensamos fabricamos unas sustancias químicas, si nuestros pensamientos son buenos o felices fabricamos sustancias químicas que nos hacen sentir bien y nuestros pensamientos son malos o de inseguridad fabricamos sustancias químicas que nos hacen sentir exactamente como pensamos (Dispenza, 2011). Los humanos como seres sociales también se ven afectados por la comunicación, en el libro “Las palabras pueden cambiar tu Mente” publicado por los psiquiatras Mark Waldman y Andrew Newberg, cuentan cómo las palabras pueden cambiar tu cerebro. Ellos afirman que: “una sola palabra tiene el poder de influir en la expresión de los genes que regulan la tensión física y emocional”. Las palabras con connotaciones negativas generan una liberación de cortisol, la hormona del estrés, lo que nos pone alerta. Mientras que las palabras positivas provocan la liberación de dopamina, la hormona de recompensa y bienestar. (Terrazas, 2019).
No solo los pensamientos positivos y las emociones traen beneficio a nuestro cerebro, sino también produce efectos en el cuerpo y el entorno como lo menciona la Neurociencia social, prueba de ello es el efecto que tiene la propia felicidad en la propia salud y en la pareja. Estas son las conclusiones a las que llegaron los investigadores William J. Chopik de la Universidad de Michigan y Ed O’Brien de la Universidad de Chicago, en el 2017, en su estudio: ¿Feliz tú? ¿Saludable yo?
- Las personas felices son personas más sanas.
- La felicidad de las parejas románticas está relacionada.
- La salud física y el estado emocional de uno de los miembros de la pareja, beneficia la del otro.
- La satisfacción de la vida conyugal contribuye a la propia salud y a la satisfacción conyugal de ambos miembros. (Chopik & O´Brien, 2017).
Existen evidencias cada vez más claras que una persona feliz, tiene un sistema inmunológico más fuerte, un mejor sistema cardiovascular y es menos susceptible al estrés crónico, por lo tanto, no solo es más feliz, sino más saludable. Esto independientemente del lugar del mundo en donde se viva. Las emociones son contagiosas y la salud también, el bienestar de una persona está relacionada con una especie de contagio social que explica la neurociencia social. Sentirse con mejor humor está relacionado con estar más feliz y tener más pensamientos positivos. El mismo efecto han encontrado los expertos en redes sociales Nicholas A. Christakis y James H. Fowler: “las personas están en mejor forma física y disfrutan mejor salud física, cuando se encuentran dentro de un entorno social sano y apto”. (Christakis & Fowler, 2010, p.p. 121-122). Algunas personas con baja autoestima, tienen una mejor percepción de sí mismos, cuando muestran en las redes sociales, una imagen pública con una pareja feliz.
El “amor” es una palabra que encierra múltiples significados: es un sentimiento para sí mismo (autoestima) o hacia otros (amor erótico, lúdico, pragmático, filial, fraternal), es una emoción universal (todos amamos) un programa biológico (transmitir nuestro ADN), un instinto para garantizar nuestra especie en este planeta (sino no nos reproducimos nos extinguimos).
Existen muy probablemente tantas definiciones sobre el amor, como personas hay en el mundo (en el 2024, existen más de ocho mil billones de personas; worldometer, 2024) y cada una de ellas, aunque se escriba diferente, tienen el mismo significado: Liebe (en alemán), Amour (en francés), Amore (en italiano), Love (en inglés). La atracción por alguien desencadena los mismos sentimientos independientemente de ¿quién seas o de dónde vengas? El amor no conoce fronteras.
De la misma forma, cada una de las ciencias analiza el amor con interpretaciones distintas: la biología, la química, la física, la sociología, la antropología, la computación, la ingeniería, la misma psicología social y muchas especialidades más, hoy día tienen algo que decir con respecto al amor en una visión más integradora. Las neurociencias se encargan de tener una visión más holística y cada vez más completa.
Aislar la realidad desde una sola óptica es una tarea que no se permiten las denominadas disciplinas frontera las cuales se ubican en relación con las neurociencias y las ciencias sociales (Frausto, 2011). Podemos enmarcar aquí:
- La Psicología de la salud, es la rama aplicada de la psicología que se dedica al estudio de los componentes subjetivos y de comportamiento del proceso salud-enfermedad y de la atención en salud. (Morales citado en, Díaz Facio, 2010).
- La Neuroetología, es una ciencia que se encarga de estudiar el comportamiento animal desde el punto de vista del sistema nervioso, (Aso, 2019).
- La Neurobiología, es una rama de la ciencia situada en la interfaz entre la neurología y la biología. Estudia el papel del sistema nervioso en la regulación del comportamiento, la cognición y otros aspectos de la experiencia humana. (ANAHANA, 2023).
- La Neuropsiquiatría, es una rama de la medicina que se enfoca en el diagnóstico y tratamiento de trastornos que afectan tanto al sistema nervioso como al estado de ánimo y comportamiento. (Fundación Cromos, 2023).
- La Neuropsicología, estudia las relaciones entre el cerebro y la conducta tanto en sujetos sanos como en los que han sufrido algún tipo de daño cerebral. Su objeto de estudio es el conocimiento de las bases neurales de los procesos mentales complejos. (Psicología Clínica y de la Salud, 2019).
- La neurociencia cognitiva, es un campo científico que estudia cómo el cerebro recibe, integra y procesa la información. Analiza de manera científica los procesos mentales relacionados con toda la estructura del sistema nervioso. Su objetivo es entender cómo estos procesos del sistema nervioso dan como resultado procesos cognitivos. (UNIR, 2022).
- La Neurociencia social, es el estudio de la relación entre los procesos neurológicos del cerebro y los procesos sociales. (Franzoi, 2007, p. 21). Analiza la influencia del cerebro en el ambiente y el ambiente en el cerebro.
- La Neurogenética, explora las enfermedades neurológicas hereditarias y su avance está en paralelo al impacto de la biología molecular en medicina, que nos lleva de la mano desde la investigación de ciencias de base a los grandes cambios en el diagnóstico neurológico cada vez más preciso, a los nuevos tratamientos basados en el mejor conocimiento de la fisiopatología y especialmente al mejor análisis de los riesgos para los otros miembros de la familia (Mazzetti, 2014) y más.
De esta manera se analizan las conductas en estructuras (cerebro o neuronas, p.e.), procesos (todo el intercambio físico, químico y eléctrico que se encuentra en los neuroconductores y las hormonas) y productos (las conductas en sí: estar enamorado o deprimido).
Las carreras científicas, ya no se centran en una única disciplina. El enorme volumen de información, fruto del acelerado avance científico y tecnológico de las últimas décadas, ha hecho que las disciplinas no puedan salir adelante si no cooperan unas con otras. La ciencia cada vez integra más conocimientos y es más predictiva. Existe una necesidad ineludible de investigar desde un enfoque multidisciplinar (El reto de investigar en equipo, 2013). Tener una visión parcial a través de una sola disciplina nos lleva a una ceguera teórica e intelectual.
Así, el amor es un tema que incluye elementos: físicos, químicos, eléctricos, fisiológicos, psicológicos, biológicos, sociales, económicos, mucha tecnología y más. La creciente relación entre las disciplinas frontera y la neurociencia se debe en gran parte a la capacidad de utilizar la tecnología para analizar el cerebro en vivo.
El amor visto a través de los avances tecnológicos
El amor, es un fenómeno que incluye patrones conductuales, cognitivos y emocionales característicos. En el amor participan varios mensajeros químicos que proporcionan una gama de sensaciones que van desde el placer, la euforia, la confianza y la seguridad, hasta la ansiedad, la obsesión y la depresión. Hay investigaciones que indagan sobre las regiones cerebrales que participan en el enamoramiento, mientras que otras, a través de experimentos de genética molecular, tratan de conocer las bases de los lazos afectivos y las interacciones sociales (Camacho, 2011).
Mediante las técnicas de neuroimagen se puede estudiar el cerebro con lujo de detalle, tanto en lo referente a la estructura como a la función cerebral”, como lo señala Richard Haier, Neurocientífico, Mind Research Network, Univ. New Mexico (Podemos leer la mente, 2011).
Estas técnicas generan “mapas” de los cerebros de personas vivas al examinar su actividad eléctrica, estructura, flujo sanguíneo y química (Cunningham et al, 2003). En la química de nuestro cuerpo, la imagen por resonancia magnética funcional (IRMf) mide la actividad metabólica del cerebro en diferentes regiones, revelando cuáles partes del cerebro están más activas en tareas sociales como hablar o escuchar a otros, observar interacciones sociales y pensar en uno mismo (Iacoboni et al, 2004).
La magnetoencefalografía es una técnica que mide los cambios en los campos magnéticos sobre la superficie del cuero cabelludo, dichos cambios están producidos por la actividad de las neuronas y puede registrar rápidos cambios de la actividad nerviosa. La estimulación magnética transcraneal es una técnica para alterar la actividad de un área de la corteza, creando un campo magnético bajo una bobina que se sitúa por encima del cráneo. La técnica electrofisiológica empleada para registrar los movimientos oculares se denomina electrooculografía, y el registro resultante, electrooculograma (Pinel, 2007), este último es parecido a las gráficas de un electroencefalograma, pero se relaciona con la actividad eléctrica de los ojos.
En una resonancia magnética funcional se utiliza una interesante característica de la sangre. El átomo de hierro que posee la hemoglobina, el pigmento que tiñe de rojo la sangre. Cuanta más sangre llegue a una región del cerebro, más hierro, lo que perturba el campo magnético generado por el imán del aparato de resonancia magnética. Se mide esa perturbación provocada por el hierro de nuestra sangre y se deduce así que zonas del cerebro están más activas: la región visual, la auditiva, la motora (Pregúntale a Punset, 2013).
La resonancia magnética funcional puede tomar una foto cada medio segundo, pero es lento en comparación con la super actividad cerebral que procesa muchísimas señales por segundo. Existen otras técnicas más para observar el cerebro en vivo: la tomografía por emisión de positrones, los electroencefalogramas, la electroencefalografía magnética, y las HPLC (Cromatografías líquidas de diversos tipos). Y, algunas otras más que sirven de apoyo para conocer más las respuestas conductuales tales como: el fotopletismografo (mide el flujo de circulación sanguínea en el área de los genitales y hay para ambos sexos) o el campo electromagnético pulsante de baja frecuencia (además de mejorar la microcirculación sanguínea, equilibra las cargas eléctricas a nivel celular).
Observar la realidad de forma diferente, nos hace interpretarla de forma distinta, así en el amor se distinguen tres programas: 1) el amor erótico, pasional o del deseo; 2) el amor de pareja romántico y, 3) el amor filial o y de apego, no solo con la pareja sino con los hijos. Y, todos ellos radican en el cerebro, no en el corazón, como lo hemos supuesto en la visión romántica cotidiana (Fisher, 2009; Brizendine, 2010; Camacho, 2011).
Los ochenta y siete mil millones de neuronas que conforman el cerebro forman áreas o regiones especializadas para realizar funciones especializadas y forman redes o sistemas de comunicación con ayuda de mensajeros químicos (se llaman neuroconductores cuando pasan de una neurona a otra y hormonas cuando pasan al torrente sanguíneo) y mediante la estimulación eléctrica. Se sabe que hay hasta 10,000 tipos específicos de neuronas en el cerebro humano, pero en general por la manera en que la información viaja, se considera que hay tres tipos de neuronas: neuronas motoras (para transmitir información del SNC hacia la periferia), neuronas sensoriales (para transmitir información desde los receptores u órganos sensoriales hacia el SCN) e interneuronas (que transmiten información entre diferentes tipos de neuronas). (Terrazas, 2019).
Algunos otros datos interesantes relacionados con el amor
- Los neurocientíficos han comprobado que al estar enamorados nuestro sistema inmunológico funciona mejor y reduce el dolor (Calixto, 2013).
- Después del orgasmo el sistema límbico libera una hormona especial llamada oxitocina, hace que la pareja se sienta más vinculada y cercana emocionalmente (El amor 3ª parte, 2011).
- La oxitocina es producida por ambos sexos: un contacto afectuoso y regular entre la pareja la libera. Pensar en el ser amado o ver su fotografía también la libera. Se conoce como el sistema de calma y contacto. Otros beneficios de liberar oxitocina son: mejora la concentración y el aprendizaje, nos calma y nos vuelve más creativos, neutraliza el estrés, funciona como un ansiolítico, activa el sistema inmunológico, es un analgésico natural, baja la tensión arterial y el ritmo cardiaco, mejora la digestión y el almacenamiento de nutrientes (Uvnäs, 2009).
- Se ha encontrado que en los primeros meses del enamoramiento hay un aumento en los niveles de cortisol (hormona del estrés). El hombre disminuye la producción de testosterona, mientras que en la mujer aumenta (Camacho, 2011).
- El olor natural de una pareja es un mensaje de amor secreto que avisa sobre el sistema inmunológico que tenemos. Preferimos los olores de las personas que tienen un sistema inmunológico distinto al nuestro, es decir que tiene diferente inmunotipo, de forma que nuestros hijos se beneficien de ambos sistemas inmunológicos, eso les proporciona una mayor resistencia a las infecciones y a las enfermedades (El amor 2ª parte, 2011).
- Las mujeres durante su adolescencia, comienzan a buscar ser atractivas para el sexo masculino. En todas las culturas; se puede ver en tribus primitivas en donde se estiran los lóbulos de las orejas o se ponen unos puntos en la cara o el estiramiento del cuello y de los labios. (El cerebro femenino, 2008).
- Podemos tener relaciones sexuales sin enamorarnos, pero si tenemos suficientes relaciones sexuales con la misma persona hay muchas posibilidades que nos enamoremos de esa persona (El amor 2ª parte, 2011).
- Entre los 50 y los 60 años de edad la testosterona baja entre un tercio y la mitad de lo que había sido en la juventud. En esta edad, los niveles de oxitocina y los estrógenos aumentan y se equiparan, y el cerebro masculino se asemeja más en esta época al cerebro femenino (El cerebro masculino, 2011).
- La neurogenética nos ha mostrado hoy día que una persona si presenta cierto tipo de gen (RS334) puede verter a su torrente sanguíneo mayores cantidades de la hormona vasopresina y ser más celosa y más infieles del promedio (Calixto, 2013).
- Demora solamente 4 minutos deducir si alguien te gusta o no. Cuando dos amantes se miran a los ojos, los latidos de sus corazones se sincronizan. Las personas con el mismo nivel de atractivo son más propensas a terminar juntas.
- El corazón roto no es sólo una metáfora. El amor romántico eventualmente termina, pero es seguido por el amor comprometido. Las personas enamoradas presentan componentes químicos semejantes a las personas con TOC. Pasión + intimidad + compromiso = amor perfecto.
- Un rostro atractivo es preferible a cuerpo atractivo en relaciones a largo plazo.
- Tomar la mano de la persona amada alivia el dolor y el estrés.
- Las pupilas dilatadas evidencian tu atracción por alguien y te vuelven más atractivo. Mirar a los ojos de alguien puede hacer que ambos se enamoren (Marcianosmx.com, 2014).
- Cuando alguien está enamorado, los niveles de dopamina, se disparan alrededor de siete mil unidades. La oxitocina al momento de tener relaciones sexuales sube 400 por ciento y produce una sensación: de unión, calma, seguridad y fortalecen el vínculo y el deseo de estar juntos. (Barrera & Martínez, 2024).
A manera de reflexión final
- El amor es una de las conductas más complejas que existen para ser analizadas. Y, apenas a mediados del siglo pasado empezó su estudio científico. Actualmente, el análisis del amor, abarca: el amor como construcción social, el amor y sus diferentes tipologías, hasta llegar en lo psicosocial al: amor líquido y el amor confluyente.
- La tecnología y los nuevos enfoques teóricos y de las neurociencias, permiten mapear el cerebro en vivo para saber: qué estructuras, procesos y productos del cerebro se activan en personas enamoradas y desenamoradas.
- Las parejas podrían aspirar a tener, más relaciones resilientes y menos de cuento de hadas, estando más informadas sobre los estudios del amor, pues el amor no es para siempre.
- Existe todavía un largo camino por recorrer en el estudio del amor, pero también hay grandes avances tales como: lo que mantiene una relación a largo plazo, no es el amor pasional o erótico, sino el amor y el compromiso.
- Mientras que cuando una relación está llegando a su fin, es por la presencia real o potencial de una persona más.