Grafología de los celosos

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La grafología puede revelar rasgos de personalidad de los celosos y ayudar a entender su comportamiento.

Este sentimiento tan humano en mayor o menor medida es conocido por todos nosotros. Celos fraternos, celos pasionales, celos profesionales… Sufridos en carne propia o de otro que nos atormenta con ellos. Expresados, ahogados en lo más profundo de nuestro ser…los celos nos han invadido de una u otra manera al menos en alguna relación de nuestras vida: ya sea en la infancia, en la adolescencia o en la madurez.

Ahora bien, hay algunas personas a quienes este sentimiento los sobrepasa y frecuentemente les trae dificultades a la hora de relacionarse. No sólo sufren sino que al manifestar esta inevitable sensación interna en lugar de obtener la respuesta que esperan de parte de su objeto celado por lo general obtiene la respuesta contraria que termina completando el círculo vicioso que retroalimenta a este enemigo interno.

De los ocho rasgos o indicadores que nombraremos, deberían encontrar cinco o más para suponer que se trata de la escritura de un celoso. Cuantos más indicadores estén presentes más posibilidades de que sea celosa la persona y mayores dificultades puede enfrentar en sus vínculos amorosos.

La escritura del celoso

  • Mayúsculas separadas de las minúsculas siguientes
  • Inclinación hacia la izquierda
  • Trazos finales hacia abajo o hacia atrás
  • Letras pequeñas
  • Márgenes grandes
  • Rúbrica envolvente
  • Puntos y rayas innecesarias al final de los párrafos
  • Pequeños ganchos al final de las palabras

Mayúsculas separadas de las minúsculas siguientes:

Las mayúsculas son la máxima expresión del Yo. Representa a la persona que escribe. Las letras siguientes representan a los otros. Cuando una persona levanta la lapicera o el lápiz luego de escribir una mayúscula, y acto seguido continúa con la letra siguiente, está poniendo una distancia, una pausa de reflexión o de duda antes de entregarse totalmente a los vínculos con los demás. Aún si las letras están muy cerca, el sólo hecho de haber cortado el trazo, el fluir de la tinta, indica que hay una separación entre la mayúscula y la letra siguiente, entre el “yo” y el “tu”.

Esto no quiere decir que no llegará a brindarse nunca a los otros, pero tiene ciertas reservas por inseguridad, desconfianza o por necesidad de reflexionar antes de mostrase (primero conoce y luego se da a conocer). Esto hace que en un primer momento tome sus precauciones. Este rasgo de personalidad en sí mismo no implicaría celos. Pero si pensamos en una persona celosa hay dos ingredientes que seguramente podemos suponer de fondo: la inseguridad y la desconfianza, tanto en sí mismo como en el afecto de los otros.

Para evaluar este aspecto de la escritura deben observar detenidamente cada mayúscula que aparece en el texto. Asegúrense de que la lapicera no fue levantada de la hoja para clasificarla como mayúscula unida a minúscula siguiente. A todas aquellas que aunque estén pegadas (en grafología las llamamos reenganchadas), el trazo haya sido cortado las clasificarán como mayúsculas separadas de minúsculas siguiente. El último paso será contabilizar la cantidad de cada una y determinar si hay mayoría de mayúsculas separadas para tomar éste como un primer indicador de celos presente en el escrito.

Inclinación hacia izquierda:

Imaginen que las letras están representándolos a ustedes parados sobre el renglón imaginario y caminando de izquierda (desde donde empezaron a escribir) hacia la derecha (hacia donde se dirige la escritura). Esta personita que imaginamos caminando hacia su meta, puede hacerlo erguida, con el cuerpo volcado hacia delante como queriendo llegar con más impulso a su objetivo…o puede ir echada hacia atrás, como si alguien la detuviera sosteniéndola de la camisa.

En el lado derecho de la hoja están simbolizados el futuro, pero también los otros, las personas con quienes nos vinculamos. Quien escribe con una inclinación hacia la izquierda está reflejando un poco desconfianza, cierto grado de retraimiento. Además esta postura refleja de alguna manera que la persona tiende a mirarse a sí misma, como ensimismada en sus propias necesidades y esto le dificulta por momentos ver las necesidades ajenas así como también interpretar los dichos y acciones de los demás siempre en referencia a sí mismos (lo que comúnmente llamamos “el ombligo del mundo”). Es así que este es el segundo rasgo que nos indicaría que posiblemente se trata de una persona celosa.

Trazos finales hacia abajo o hacia atrás:

Los trazos finales son todos aquellos trazos que, como su nombre lo indica, están últimos, es decir, la lapicera se levanta de la hoja luego de realizarlos. Si pensamos cada trazo, palabra o conjunto de letras como una tarea realizada, y al conjunto de escritura como la finalidad de este grupo tareas, los trazos finales nos muestran hacia a dónde dirigimos nuestros esfuerzos, el fin último de nuestro accionar. Cabe aclarar que además de nuestras intenciones conscientes también existen aquellas de las que no tenemos registro pero nos impulsan de todas maneras y muchas veces a pesar nuestro.

Cuando los trazos finales van hacia abajo (zona inferior) nuestros esfuerzos y acciones están dirigidos hacia nuestras necesidades más básicas y también a aspectos inconscientes. Estas necesidades pueden ser físicas (alimento, sexo, abrigo, etc) o afectivas (contención, amor, atención, etc). Si los trazos finales se dirigen hacia atrás, es como si fueran manos acaparadoras que toman del medio, de los otros, de las situaciones, elementos que creemos necesitar y los guardáramos para nosotros. Tanto unos como otros dan a conocer una personalidad demandante, que necesita permanentemente que le presten atención, cuidados y afecto ya que de lo contrario se sienten inseguros, desprotegidos. Al tener ciertas dificultades para ver las necesidades de los otros tienen tendencia a tomarse todo de manera personal. Esta es la razón por la cual estas características influyen en los celos.

Entre otras cosas, el tamaño de las letras tiene que ver con la autoestima. A menor tamaño, la autoestima es más deficiente. Para que puedan tener un parámetro objetivo, las letras a tener en cuenta serán aquellas de zona media (esto quiere decir que no suban o bajen por encima de las vocales) No medirán las letras q, t, y, p, d, h, f, g, j, l, b, en cambio pueden hacerlo con las letras w, e, r, u, i, o, a, s, ñ, x, c, v, n, m. Asegúrese de medir al menos quince para tener un buen muestreo y elíjalas al azar. Otro requisito es medirlas siguiendo su inclinación para que la altura sea lo más exacta posible. La letras que miden por debajo de 2,5mm serán pequeñas y las que midan más de 3,5mm grandes. Para clasificar una escritura como grande o pequeña debe haber mayoría de tales tamaño de letra en el escrito.

Como es de esperar, quienes tienen escritura pequeña, y por lo tanto una autoestima más bien baja o al menos poco firme, necesitan de la aprobación de los demás y esto los puede llevar a sufrir de celos ya que caen en competencias por el amor o la atención que tanto necesitan de las personas significativas para ellos.

Márgenes grandes:

La hoja en blanco representa al espacio vital en el cual nos movemos, y la escritura nos representa en cuanto a la manera en que nos posicionamos en este espacio. Cuando el espacio que queda entre los bordes de la hoja y la masa de escritura es grande estamos posicionándonos en el centro del escenario. Es decir, es una manera de llamar la atención.

Pero además de esto estamos como agazapados, protegidos en nuestro propio mundo como señal de defensa ante un entorno que nos resulta amenazante en algún aspecto. Esto puede tener que ver con una situación real y objetiva o con una vivencia personal y subjetiva. Lo importante es que alguien que necesita que le presten permanente atención y probablemente es desconfiado o teme, por ejemplo, ser traicionado, no sería ilógico suponer que puede caer en los celos fácilmente.

Los espacios que quedan entre la escritura y el borde de la hoja son muy amplios y la escritura parece estar centrada como en un cuadro.

Rúbrica envolvente:

Si observamos que la firma, ya sea que legible o no, está envuelta en un rasgo como si se quisiera “guardar” el nombre dentro de un saco protector, estamos frente a una rúbrica envolvente.

Las personas que sienten la necesidad de resguardarse, de auto protegerse y quedar al abrigo de un útero imaginario en donde nada puede lastimarlos suelen firmar con este rasgo. Es posible que socialmente no demuestren este sentimiento, pero interiormente son sumamente sensibles y vulnerables. Esta capa protectora muchas veces los aísla y les dificulta el vínculo con los otros, a quienes sin darse del todo cuenta les demandan permanente atención y cariño. Esto los lleva a celar a sus seres queridos, y mucho más aún a sus vínculos más significativos y que ocupen un rol protector (padres, marido, esposa).

Puntos y rayas innecesarias al final de los párrafos: Por lo general quienes acostumbran a hacer este tipo de trazos, son personas desconfiadas que buscan dejar en claro cual es su terreno por si a alguien se le pudiera ocurrir traspasar ese límite. Suelen sospechar de las acciones de los demás y están permanentemente “en guardia”. Tal vez no siempre reaccionen o demuestren desmedidamente esta falta de confianza, pero de manera casual dejan saber que están atentos a un posible engaño.

Pequeños ganchos al final de las palabras:

Cuando terminamos de escribir una palabra, nos dirigimos a la siguiente dejando un espacio en blanco. La palabra siguiente representa a los otros y ese espacio representa el vínculo que generamos entre nosotros y los demás. Los ganchos, como si fueran anzuelos, proyectan la necesidad de atrapar, de retener a las personas con quienes tenemos vínculos afectivos fuertes. Tal vez sepamos que el amor sano implica la libertad y a su vez la entrega, pero interiormente no logramos dominar la permanente angustia que nos genera la posibilidad de ser abandonados. Los celos surgen irremediablemente de esta sensación de inseguridad.

Recuerden: Un solo rasgo no nos indica una característica de la personalidad. Si en cambio, encontramos varios indicadores (en este caso cinco o más) podemos suponer que esta persona sufre de celos, y seguramente esa sea la razón por la que tiene constantes conflictos con sus seres más queridos.

No somos seres cerrados, terminados, definidos y rotulados. Todos tenemos el potencial para crecer y aprender. Quien no está pudiendo mejorar un aspecto de su vida hoy, puede llegar a hacerlo mañana siempre que logre reconocerlo y esté dispuesto a hacer un trabajo personal de crecimiento y maduración.

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