La autoestima, un arma poderosa en nuestra personalidad
La autoestima se construye en los primeros años de vida y es clave para afrontar la vida desde la seguridad y la calma.
Igual que los cimientos de una construcción nos informan sobre la calidad del edificio, los primeros años de vida construyen la autoestima. Que el cerebro cree una autoestima saludable depende de la forma en que nuestros padres o personas que estuvieron a nuestro cuidado nos han amado, del estilo educativo y de la existencia de un entorno confiable. Si las personas que nos amaron lo expresaron con sus gestos, miradas, palabras, mensajes, si el estilo educativo contó con espacios en los que tuvimos oportunidad de equivocarnos en un entorno confiable, nuestra autoestima será alta. En cambio, la autoestima será más baja cuanto estos indicadores de amor, educación y confiabilidad se alejen hacia al otro extremo.
Lo más importante que a día de hoy contamos con terapias avanzadas, técnicas combinadas que entrenan una alta autoestima sacando todo el potencial de la persona como si el entorno o los orígenes hubiesen sido idóneos. Por eso no hay que desanimarse si no se tiene un concepto bueno de uno mismo porque a día de hoy hay terapias muy localizadas para trabajar la autoestima y el desarrollo personal para ser feliz.
¿Qué signos indican que una persona tiene una baja autoestima?
Son signos que generalmente la población cree que forman parte de su personalidad, por eso se llaman “síntomas camuflados” pero en realidad cuando se saben y se hacen conscientes son fáciles de identificar y de trabajar. Los más comunes son:
- Dificultad para pedir ayuda
- Dificultad de realizar elogios
- Incomodidad a la hora de recibir mensajes positivos
- Dificultad para hablar delante de personas que no hay confianza o iniciar conversaciones
- Le es difícil decir “No” ante peticiones externas, aunque no le sean gratas o le venga mal
- Compararse con los demás, en lo bueno y en lo malo
- Dificultad a la hora de tomar decisiones
- Una crítica tiene el coste de un disgusto prolongado incluso de días
- Poco o nada reconocimiento sobre las habilidades o recursos personales
- Hay estados de tristeza
- Hay autoexigencia con uno mismo
¿Qué consejos podemos seguir para mejorarla?
El consejo más práctico es ponernos metas realistas. La mayoría de los problemas de una pobre autoestima mantenida es que no paramos de ponernos objetivos idealistas y vivimos en la continua frustración al no alcanzarlos. Es fácil que nuestra autoestima aumente si ajustamos expectativas.
Otras maneras de fortalecer nuestra autoestima:
- Escucha y da espacio a lo que sientes en vez de criticarlo o juzgarlo.
- Háblate con amor en vez de autoexigirte o hablarte con mensajes negativos, nunca insultos.
- Estimula la comprensión hacia ti mismo en vez de la intransigencia en los actos
- Aprende a equivocarte en vez de machacarte por errar. Cada vez que te equivocas es una oportunidad para tratarte bien y comprenderte más. Vas a vivir siempre dentro de ti, trátate con amor y respeto.
- Practica pedir ayuda o delegar en vez de ser tan autosuficiente. La realidad es que ser tan autosuficiente alejándote de la fortaleza, te debilita, porque llega un momento que te agotas.
- Practica hacer elogios en vez de callarte.
- Cuando recibas mensajes positivos recibimos en vez de cuestionarlos.
- Mírate como un ser único. Eres igual a los demás porque eres también un ser diferente
¿Cuándo es recomendable acudir a un especialista?
Cuando tenemos un estrés ante ciertas situaciones específicas es fácil que tenga que ver con una baja autoestima. Cuando nuestro concepto no es saludable es probable que nuestra valía la tengamos asociada a “acontecimientos” que no corresponden, por ejemplo:
- Si suspendo el examen, no valgo
- Si me hacen una crítica, no valgo
- Si me equivoco, no valgo
- Si “el otro” es más guapo, no valgo
Si cada vez que nos exponemos a situaciones que tenemos miedo o estrés es porque hay una asociación errónea detrás, que en el caso de la autoestima, tiene que ver con “la valía”.
Estas asociaciones son inconscientes y para deshacerlas necesitamos un profesional que nos ayude a averiguar su origen. De esta manera, nos podrán enseñar técnicas de cómo descubrir para construir asociaciones nuevas que nos y entrenar a fortalecerlas.
Los beneficios de una alta autoestima
Imagínate que un día te despiertas sin ruido interno, con calma en tu interior, sonriente, con ganas de la reunión de trabajo importante, de hacer el examen tan difícil, realizar la conferencia ante 100 personas, quedar con tus amigos o sentir los abrazos cercanos. Quizás te equivoques, tartamudees, suspendas o hables de manera menos fluida, pero irás confiado porque sabes que posees todas las habilidades y recursos para hacerte entender. No sabes si los demás te apoyarán, pero tienes tan claro que eso no está en tu control que ni siquiera te lo planteas.
Imagínate que un día abres los ojos y llamas a aquellos familiares, amigos o compañeros y les aclaras todo aquello que te quedó por decir. Que hay calma en tu interior porque sabes que pase lo que pase, nunca te quedarás solo ya que te tienes a ti mismo, y nada vale más que poder expresarte con libertad; desde el respeto, pero con autodeterminación.
Imagínate que un día te levantas y sabes perfectamente tus cualidades y tus limitaciones; las combinas con una claridad que sabes lo que tienes que hacer en cada momento. Tomas decisiones rápidas o te detienes el tiempo que haga falta porque no te afectan las críticas ni son vitales las opiniones de los demás. Tu criterio es el más valioso.
Imagínate que llega el día que no te comparas con nadie porque sabes que tú eres incomparable, en lo bueno y en lo malo, te aceptas tal y como eres y aceptas a los demás tal y como son. Hay gente por encima de ti en algunas cosas y por debajo de ti en otras. Que eres tú el que vives el mundo desde tus sentidos y eres el mayor conocedor de lo que pasa dentro de ti, por eso no dejas a nadie que te exija o te imponga lo que has de hacer. No necesitas que los demás te reconozcan o te acepten porque ya te aceptas tú que es más que suficiente.
Imagínate que consigues no exigirte continuamente que lo tienes que hacer mejor, que nunca es suficiente. Que reduces los comienzos de frases con las palabras: “tengo que…” “debo de…” Que te conectas con lo que estás haciendo en ese momento disfrutando sin la crítica interna: “deberías haberlo hecho en menos tiempo”, “que deberías estudiar más” o “que siempre se puede hacer mejor». Ya no existe nada de eso, solo realizar las tareas de la mejor forma posible porque ya sabes de antemano que tú por defecto eres responsable. Ese día no te hace falta ninguna voz interna con funciones de comprobación porque confías en tus capacidades.
Lo que tú tienes ahora mismo en tu imaginación son los beneficios de una alta autoestima. Es una realidad para las personas que tienen un mejor autoconcepto.