La razón científica por la que no puedes dejar de pensar en alguien

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La obsesión en una relación puede ser perjudicial para la salud mental y emocional de ambos miembros.

Una relación amorosa inicia cuando dos individuos se sienten enamorados uno del otro. Posteriormente, ambas personas deberían intentar tener acciones recíprocas, llegar a acuerdos y mantener una comunicación saludable. Sin embargo, esto no implica que en un noviazgo haya que fusionarse con la otra persona hasta perder la individualidad.

Lamentablemente, existen casos en los que uno de los miembros de la relación termina obsesionándose por su pareja, cayendo en conductas invasivas. Este tipo de comportamiento responde a un estado mental denominado limerencia, y de ninguna manera implica un amor saludable. Más bien, puede ser responsable de llevar a una relación al fracaso.

Limerencia: cuando el amor se convierte en obsesión

El enamoramiento es una expresión de afecto intenso por otra persona. Cuando alguien está enamorado, suele sentirse contento, se centra en las cualidades positivas de la persona especial y desea pasar tiempo de calidad con ella. En general, si ambos se sienten cómodos y seguros en el periodo de enamoramiento, terminan en una relación de pareja. No obstante, para algunos, el enamoramiento se convierte en un sentimiento agudo, obsesivo y difícil de manejar.

La limerencia es una palabra utilizada por primera vez en 1977 por Dorothy Tennov, la psicóloga que escribió el libro “Love and Limerence”. Así, en esta obra se expresa que la limerencia se refiere a un estado mental en el que el amor se transforma en dependencia y obsesión. Así, la pareja en vez de ser un complemento, se vuelve el único motivo para vivir. Todo esto implica que exista una necesidad extrema por pasar tiempo con la pareja, y que cuando no se vean haya mucha desesperación. En las relaciones atravesadas por la limerencia, es común la presencia de celos, peleas constantes, temor al rechazo y una sensibilidad extrema.

Componentes biológicos de la limerencia

Las personas que tienen predisposición a las obsesiones cuentan con ciertas características psicologías específicas. Entre ellas, estos sujetos suelen tener baja autoestima y conflictos con su personalidad, les cuesta mantener relaciones satisfactorias con los demás y se les dificulta la resolución de problemas. Aun así, es importante destacar que existen factores fisiológicos que intervienen cuando se presenta la limerencia.

Por ejemplo, cuando la persona está en presencia de la pareja, se liberan altos niveles de dopamina y norepinefrina. Estas hormonas generan la sensación de placer y bienestar, creando un ciclo motivacional en el que la persona desea volver a realizar acciones para obtener nuevamente esta sensación placentera. Por si fuera poco, también aumenta el estrógeno y la testosterona; por lo que el deseo sexual y la pasión se disparan. En pocas palabras, la limerencia implica un estallido de emociones.

Por otra parte, cuando ocurren estos procesos biológicos placenteros, también decaen los niveles de oxitocina y vasopresina. Como consecuencia, pueden llegar a sentir ansiedad, inestabilidad, mareos, debilidad en las rodillas, problemas para conciliar el sueño y reducción del apetito. Así, la montaña rusa de sensaciones que se produce en la limerencia genera una gran dependencia emocional y la creencia de que es imposible obtener bienestar sin la pareja.

Cómo construir una relación saludable

Tal como se ha mencionado, la limerencia de ningún modo implica una relación funcional, sólida y estable. En la mayoría de las ocasiones, conlleva a muchas dificultades y es la fórmula perfecta para el desastre. Tomando en cuenta esto, nadie merece una relación de pareja tormentosa, plagada de celos e inseguridades, en la que ninguno de los miembros tiene la oportunidad de desarrollarse individualmente.

Por tal motivo, si crees estar en una relación en la que las emociones son demasiado intensas e impiden un buen desenvolvimiento, conversa con tu pareja sobre lo que está pasando. Es importante que ambos se alineen en la intención de construir un amor auténtico y beneficioso, en vez de uno enfermizo. Una vez identificado el problema, es recomendable que asistan a terapia de pareja. Así, un profesional de la salud mental podrá hacer la evaluación e intervención necesaria para brindarles un apoyo personalizado.

Es necesario recalcar que, además de la psicoterapia en pareja, ambas personas deberán trabajar en aspectos individuales de su personalidad. Para empezar, la autoestima suele verse decaída en personas obsesivas, por lo que será necesario incrementarla. Una prueba de esto es que los miembros de la pareja suelen verse coartados de llevar a cabo acciones en beneficio de sí mismos si no se encuentra la pareja presente. También, el autoconocimiento permitirá la lucidez y honestidad suficientes para establecer una buena comunicación en pareja. Así, serán capaces de expresar sus necesidades, acuerdos y desacuerdos en el momento justo.

Finalmente, la impulsividad tiende a ser un factor problemático en las parejas en las que existe limerencia. Esto lleva a la sensación de que los deseos deban cumplirse de manera desesperada. Por tanto, cada individuo es responsable de entender y racionalizar sus conductas; en vez de responder impulsivamente sin una reflexión previa.

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